Daniel Guzmán da el salto al largometraje con esta gran película. Doce años después de rodar el cortometraje Sueños, Daniel repite con el tema de la adolescencia donde parece que se encuentra bastante a gusto. A cambio de nada es una cinta de entretenimiento y divertimento puro que no renuncia a aportar un mensaje. La familia, la amistad, la adolescencia, la soledad en la tercera edad. La película cumple la tarea de tratar diversos temas sin que esto resulte en un crisol o una serie de situaciones pegadas con Super Glue. Todo lo contrario la cinta posee una solidez sobresaliente.
Darío, un chico de dieciséis años, disfruta de la vida con Luismi, su vecino y amigo del alma. Mantienen una amistad incondicional, se conocen desde niños y juntos han descubierto todo lo que saben de la vida. Tras la separación de sus padres, Darío huye de casa y empieza a trabajar en el taller de Caralimpia, un viejo delincuente con aires de triunfador, que le enseña el oficio y los beneficios de la vida. Darío conoce además a Antonia, una anciana que recoge muebles abandonados con su motocarrro. A su lado descubre otra forma de ver la vida. Luismi, Caralimpia y Antonia se convierten en su nueva familia durante un verano que les cambiará la vida.
Con ternura, drama, humor y mucha guasa Daniel firma un guión excelente con unos personajes de carne y hueso con los que el espectador empatiza con mucha facilidad. La película pertenece a ese pseudo género cinematográfico que es películas que se ven con una sonrisa en la boca. El ritmo de la película es el acertado. La historia nos deja tiempo para reflexionar pero no para aburrirnos.
Darío, un chico de dieciséis años, disfruta de la vida con Luismi, su vecino y amigo del alma. Mantienen una amistad incondicional, se conocen desde niños y juntos han descubierto todo lo que saben de la vida. Tras la separación de sus padres, Darío huye de casa y empieza a trabajar en el taller de Caralimpia, un viejo delincuente con aires de triunfador, que le enseña el oficio y los beneficios de la vida. Darío conoce además a Antonia, una anciana que recoge muebles abandonados con su motocarrro. A su lado descubre otra forma de ver la vida. Luismi, Caralimpia y Antonia se convierten en su nueva familia durante un verano que les cambiará la vida.
Con ternura, drama, humor y mucha guasa Daniel firma un guión excelente con unos personajes de carne y hueso con los que el espectador empatiza con mucha facilidad. La película pertenece a ese pseudo género cinematográfico que es películas que se ven con una sonrisa en la boca. El ritmo de la película es el acertado. La historia nos deja tiempo para reflexionar pero no para aburrirnos.
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