sábado, 19 de marzo de 2016

A cambio de nada

Daniel Guzmán da el salto al largometraje con esta gran película. Doce años después de rodar el cortometraje Sueños, Daniel repite con el tema de la adolescencia donde parece que se encuentra bastante a gusto. A cambio de nada es una cinta de entretenimiento y divertimento puro que no renuncia a aportar un mensaje. La familia, la amistad, la adolescencia, la soledad en la tercera edad. La película cumple la tarea de tratar diversos temas sin que esto resulte en un crisol o una serie de situaciones pegadas con Super Glue. Todo lo contrario la cinta posee una solidez sobresaliente.




Darío, un chico de dieciséis años, disfruta de la vida con Luismi, su vecino y amigo del alma. Mantienen una amistad incondicional, se conocen desde niños y juntos han descubierto todo lo que saben de la vida. Tras la separación de sus padres, Darío huye de casa y empieza a trabajar en el taller de Caralimpia, un viejo delincuente con aires de triunfador, que le enseña el oficio y los beneficios de la vida. Darío conoce además a Antonia, una anciana que recoge muebles abandonados con su motocarrro. A su lado descubre otra forma de ver la vida. Luismi, Caralimpia y Antonia se convierten en su nueva familia durante un verano que les cambiará la vida.

Con ternura, drama, humor y mucha guasa Daniel firma un guión excelente con unos personajes de carne y hueso con los que el espectador empatiza con mucha facilidad. La película pertenece a ese pseudo género cinematográfico que es películas que se ven con una sonrisa en la boca. El ritmo de la película es el acertado. La historia nos deja tiempo para reflexionar pero no para aburrirnos.


Las interpretaciones son muy solventes. Luis Tosar está espectacular, como siempre, con su personaje secundario. Tiene su punto de nostalgia el volver a ver a Miguel Rellán en un papel de profesor como ya lo hizo hace unos años dando vida al personaje de Félix en la serie de Compañeros. Mención especial merece Antonia Guzmán, abuela de Daniel, que con 93 años nos regala ese papel lleno de ternura. La pareja protagonista Miguel Herrán y Antonio Bachiller, dos debutantes, cumplen con creces la tarea de llevar todo el peso de la película dando vida a unos personajes creíbles y entrañables.


Sin duda empieza con buen pie en la gran pantalla Daniel Guzmán. Los aficionados al cine español y al cine en general tenemos que estar de enhorabuena.

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