sábado, 16 de julio de 2011

Win, win, win.

No es raro hoy en día ver a directores que son considerados 'vacas sagradas' estrellarse película tras película y decepcionando hasta a sus seguidores más acérrimos. Pero no importa, pues esa fama que se ganaron en el pasado les permitirá estrenar películas mediocres hasta el ocaso de sus carreras.

Sin embargo de vez en cuando aparece alguien como Thomas McCarthy que pese a no contar con la fama y reconocimiento de los grandes directores, nos ofrece una regularidad asombrosa en sus trabajos. McCarthy (Vías Cruzadas y The Visitor) nos vuelve a traer una película fresca y realista. Una historia mínima de aquellas que nos alegran el día ofreciédonos un relato realista y creíble, gracias en parte a los actores. Merece una especial mención un enorme (interpretativa y fisicamente) Paul Giamatti. 

También es verdad que las películas de McCarthy pecan de parecerse mucho entre ellas. Entonces, ¿vista una, vistas todas? Para nada. Si bien es cierto que en todas sus películas aparecen personajes fracasados, no es este fracaso en el mismo campo. Y mientras que unas veces se habla de soledad, otras veces se habla de depresión y otras de crisis.


Win win es una película sobre gente imperfecta a la deriva que se sirven de soporte mutuamente. Una historia que camina entre el drama y la comedia y que trata de ser sincera con el espectador. En definitiva, un montón de situaciones que nos traerán sonrisas y suspiros rodeados de dos planos (el inicial y el final) de matrícula de honor.