jueves, 26 de noviembre de 2009

Crónica Festival de cine Europeo de Sevilla


Esta sexta edición del Festival de Cine de Sevilla viene a confirmar a Sevilla como punto clave en el cine europeo. No en vano por primera vez se dieron a conocer en el festival los nominados para los premios del cine europeo (EFA). Esperemos que este tan bonito y joven festival siga creciendo poco a poco y haciéndose referente, quien sabe si en un futuro, para codearse con Cannes, Berlin o Venecia. Aunque esto ya suene a palabras mayores. Tuve la suerte de estar allí y de disfrutar en primera persona de los títulos que allí se proyectaron. Aunque con otros tampoco se puede decir que disfrutara tanto. En general el nivel estuvo bastante alto. Bien es verdad que no hubo una obra maestra que pusiera de acuerdo a todo el mundo aunque algunas películas se quedaron muy cerca. Según lo que yo pude ver ya mi juicio personal lo mejor que allí se pudo ver fue:
In the loop
Pocas veces me he reído tanto en una sala de cine. Y que conste que no solo fui yo. La sala era un estruendo constante.
La película de Armando Iannucci empieza con la premisa de que el Presidente de los Estados Unidos quiere empezar una guerra. El secretario general británico, Simon Foster, apoya accidentalmente la guerra en unas declaraciones en el prime time. A raíz de eso se gana muchos amigos en Washington DC.
Quizás la película peque de ser poco festivalera, razón por la cual se fue injustamente de vacío del Festival. Pero nos encontramos ante una grandísima comedia en la que es difícil encontrar un momento de sosiego. El ritmo va in crescendo y hay más de una escena que se podrían denominar como antológicas. Gran trabajo de James Gandolfini (interpretando al general estadounidense Miller) y Tom Hollander, el protagonista . Pero el que se come la pantalla cada vez que aparece es Peter Capaldi.
Un profeta
Jacques Audiard nos brinda este drama carcelario que es muy digno de mención y elogio. Jacques Audiard ya demostró que sabe rodar y muy bien en su anterior “De battre mon coeur s'est arrêté” (De latir mi corazón se ha parado) que formó parte también de la sección oficial del Festival unos años atrás dejando un muy sabor de boca.
Un joven árabe (Tahar Rahim) ingresa en la cárcel con 19 años y una condena de 6 años por delante. Sin amigos y totalmente desprotegido, pronto se dará cuenta de la necesidad de estar del lado de alguien dentro de la prisión regentada por mafias internas.
Sincera y real, Un profeta te sumerge en el mundo de las cárceles. Un mundo cruel e inmisericorde en el que la gente debe luchar para sobrevivir. Personajes realmente bien dibujados. El elenco de actores es, cuanto menos, solvente. Niels Arestrup es totalmente creíble en todo. Cuando aparece en pantalla se come la cámara. Junto al protagonista Tahar Rahim es de lo más destacado del reparto.
En resumen, película muy recomendable, dirigida muy bien con un guión altamente trabajado, cuya escritura costó 3 años.
Looking for Eric
Cuando entré en la sala, me esperaba cualquier cosa menos lo que allí vi. Y no me refiero a calidad cinematográfica sino al tono de la película. Un Ken Loach sorprendentemente optimista nos regala una entrañable comedia. Parece ser que Loach entierra al menos para esta película su habitual pesimismo y crudeza. Uno se puede preguntar el porqué de este radical cambio, qué es lo que puede hacer cambiar a este hombre desde el pesimismo más negativo hasta el optimismo más esperanzador. Más concretamente, ¿Qué puede hacer felices a los infelices, aunque sea por un tiempo? La respuesta es el futbol. El futbol como vía de escape y desahogo.
Eric Bishop es un cartero que atraviesa por una crisis vital. Es un fanático del fútbol, del Manchester y de Eric Cantona. Tanto es así que muchas veces consulta sus problemas con el poster a tamaño real que religiosamente tiene colgado en su habitación. Hasta que una de estas veces se le aparece el mismísimo Cantona. A partir de ahí se le aparecerá siempre para darle consejos.
Muy bonita y divertida película que pretende ser una exaltación de la amistad (“Todo empezó con un pase de Cantona”). Lo único achacable en este caso sería la inverosimilitud del final pero es más que perdonable teniendo en cuenta el regusto a algo bueno y la sonrisa en la boca que deja la película.
La cinta blanca
Haneke nos muestra el horror. Y da más miedo porque los protagonistas de la película no son fantasmas, ni monstruos, ni nada por estilo. Son personas como tú y como yo, de carne y hueso. De nuevo Haneke, como ya nos tiene acostumbrados, nos vuelve a enseñar la naturaleza del mal y todos sus entramados. El mal está presente en todas sus vertientes: la mentira, la violencia, el dolor, la muerte.
En un pueblo protestante en el norte de Alemania en 1913 empiezan a ocurrir extraños y oscuros acontecimientos que terminarán por agravarse hasta un punto inconcebible. El maestro de la escuela pueblo decide investigar por su cuenta y va descubriendo la terrible e increíble verdad.
Haneke se llevó la Palma de Oro con este relato en los albores de la primera guerra mundial. La película está rodada con gran maestría en ese tétrico blanco y negro que hace en ocasiones que tengamos que separar la vista de la pantalla. Esto es Haneke, terror pero no de postín. Desentrañar la naturaleza malvada del ser humano. Desde el primer minuto hasta el último de los 145, la película te atrapa bajo un misterioso hipnotismo que se queda contigo al salir de la sala de cine.
Nada personal
Está coproducción de Holanda e Irlanda dirigida por Urszula Antoniak se llevó el Giraldillo de plata. Es una película sin muchos diálogos, contemplativa pero con un ritmo que no se resiente con el paso de la película. Es más, la parquedad en los diálogos ayuda perfectamente a crear el ambiente de la película. Ambiente de soledad compartida.
Una joven holandesa recorre los campos de Irlanda disfrutando de su soledad. Hasta que conoce a un hombre viudo que le ofrece que trabaje para él y que le ayude con los labores de la casa y el campo. Sin embargo unas condiciones son impuestas: nada de preguntas acerca de nada. Nada personal entre ellos. Lo que parece tan fácil de decir, se volverá una ardua tarea poco a poco.
La soledad y la comunicación son los temas principales aquí. Personajes que viven enfrascados en sí mismos. Auto-apartados del mundo. Miedo a relacionarse con la gente, miedo al contacto. Miedo a lo que el contacto supone.
No sabemos en principio cuales son los motivos de la joven para buscar esa soledad. No sabemos lo que le pasa por la cabeza en ningún momento. Sólo sabemos lo que nos enseñan los ojos de la joven, ese atisbo de dolor. Película que sugiere más que enseña. No apta para todos los gustos, pero si se conecta con ella puede llegar a gustar bastante.
Fish Tank
Después de la prometedora Red Road (película que también se pudo ver en otra edición del Festival de Sevilla) Andrea Arnold se supera claramente. Fish Tank es una película de adolescentes pero de verdad, sin adornos ni florituras. Real, dura, nos enseña la cara más sucia de la marginación social. Nos enseña personajes de carne y hueso, a los que casi podemos tocar. Los comprendemos y compadecemos.
Mia tiene 15 años y su entorno familiar no es el más adecuado para una chica de su edad. Sin padre y con una madre a la que sus hijas parecen no importarle lo más mínimo, la vida de Mia no es fácil. Mia se rebela contra la vida, contra nada en concreto y todo en general. Su agresividad, su incapacidad para relacionarse normalmente con la gente vienen motivadas por su desencanto con la vida.
Andrea Arnold dibuja muy bien unos personajes errantes, fuera de lugar. Personajes incapaces de mimetizarse con el entorno, incapaces de escapar de la pecera en la que se encuentran atrapados. Perdedores antes siquiera de que empiece la partida. Pero en la imperfección de estos personajes se puede ver también una ternura subyacente. Son personajes que están pidiendo ayuda a gritos aunque su endurecido caparazón les haya hecho perder la sensibilidad y les haga interpretar cada caricia como un golpe. Gran trabajo de la actriz protagonista Katie Jarvis.
Singularidades de una chica rubia
Los años no pasan para Oliveira y que siga así. Tras 101 años que este hombre sea todavía capaz de regalarnos películas como está tiene un mérito añadido. Oliveira no pudo asistir al Festival porque estaba rodando su nueva película. Y es que en el diccionario de este hombre no debe aparecer la palabra descanso. Sí estuvo allí el productor de la película que nos habló del rodaje de la misma, de sus profundos y constantes simbolismos y de ese peculiar hombre llamado Manoel Oliveira, director y escritor del film.
La película dura 64 minutos empieza con la frase: “Lo que no le cuentas a tu esposa ni a un amigo, cuéntaselo a un desconocido” Trata la película de un hombre que le cuenta a una completa desconocida en un viaje en tren hacia el Algarve la historia de amor más grande y también la más trágica vivida por él.
La película está cargada de símbolos que no desvelaré. Creo que está película incluso ganaría con un segundo visionado. Qué además tampoco supondría mucho inconveniente gracias al poco metraje de la cinta.
Como apunte curioso quiero destacar que desde hace 20 años, Manoel de Oliveira guarda una película inédita: 'Memorias y confesiones', que piensa dejar como legado póstumo. Por pudor no quiere enseñarla en vida. ¿Saben que pienso? Que ojalá tardemos muchos años en verla.
En resumen fue un festival con muchos títulos de calidad pero sin quizá ninguno que sobresaliera claramente. También merecen mención películas como Men on the bridge, The bone Man y 44 Inch Chest. Sin embargo me dejaron con muy mal sabor de boca películas como Vincere, Kill daddy good night, Eastern plays o Tobruk.

martes, 10 de noviembre de 2009

La suerte de Emma

Hasta que la muerte nos acerque

Segundo largo de Sven Taddiken.
Todo empieza con la fatal noticia de que Max padece un cáncer de pancreas. Su tiempo se acaba. Lejos de seguir los consejos de su doctor, Max decide robar el dinero negro de la empesa e irse México. Aunque no sale todo como debiera salir.

La muerte esta directamente relacionada con la trama de la película pero no en un plano negativo. Aquí la muerte (o la cercanía a la misma) adquiere un carácter convulsivo. Es en esta película la muerte algo que sirve para despertar del letargo de la rutina de la vida. Sirve aquí la muerte para desenpolvar los viejos deseos de juventud, para desalienarse tras una vida mediocre y ligeramente infeliz.

La película roza el realismo mágico y aunque a veces no resulte creible y a pesar de algunos agujeros de guión, la película emociona, te envuelve. Salta desde el drama a la comedia con sutileza y acierto.


















Tanto las escenas dramáticas, como las cómicas están muy bien rodadas. Llegando a veces a superponerse. Los personajes están muy bien trazados, no sólo Max y Emma con su evolución a lo largo del film debido a la influencia mutua. También el policía es creible. Policía que ocupa una de las escenas más cómicas de la película.


Una gran película a la que se le perdona su, a veces, inverosimilitud porque quizás sea necesaria para el desarrollo de la trama. Una de esas películas mágicas que te envuelve con la naturaleza como fondo. Una película sobre el amor, y una lección para la vida. Todo esto envuelto con una maravillosa música.